jueves, 14 de enero de 2021

Kurt Gödel


A finales del siglo XIX los físicos y los matemáticos estaban muy, muy crecidos.

Los primeros se sentían a punto de, con un par de detallitos, culminar su obra de explicar matemáticamente el funcionamiento del Universo. Poco después la Teoría de la Relatividad y la Física Cuántica pusieron su mundo patas arriba (y en esas estamos).

Los matemáticos se reían. “Pobres físicos, esclavos del caprichoso mundo real. En cambio nosotros sólo dependemos de la lógica y ésta es perfecta”. Y hasta se pusieron chulitos: el gran David Hilbert dijo su famosa frase “la Física es demasiado importante para que se la dejemos a los físicos”, tenemos que encargarnos de ella nosotros, los matemáticos.

Pero entonces Kurt Gödel demostró, horror, su Teorema de Incompletitud: “cualquier sistema que incluya los números naturales (0, 1, 2, 3…) es incompleto, lo que quiere decir que existen resultados para los cuales no se puede demostrar ni que sean ciertos, ni que sean falsos”. ¿Perdón? Tal cual, una puñetera “locura” que llevó a las matemáticas a una crisis existencial que todavía no se ha cerrado a día de hoy.

El 14 de enero de 1978 Gödel murió de inanición. En sus últimos años tenía temores obsesivos a ser envenenado y no comía a menos que su esposa Adele preparara su comida. A finales de 1977 Adele fue hospitalizada durante seis meses y no pudo continuar preparándole la comida. En su ausencia, Gödel rehusó comer, hasta el punto de dejarse morir de hambre. En el momento de su muerte pesaba 30 kg.

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